LA MNEMOTECNIA ES UNA HERRAMIENTA PODEROSA PARA RECORDAR

Por Horacio Krell*
Sin memoria seríamos vegetales, no podríamos pensar, sentir ni actuar. Hay un retraso entre la percepción y la realidad. Ese retraso lo completa la memoria. El cerebro los equilibra pero puede equivocarse por sus creencias. Nadie espera ver un gorila por la calle y por eso, aunque esté, puede no verlo. Para el cerebro nada es verdad o mentira, todo es según el color del cristal con que lo mira. Durante siglos los seres humanos vieron caer las manzanas de los árboles.
La experiencia crucial en observación creativa fue la manzana que cayó sobre la cabeza de Newton, lo que incentivó su descubrimiento de la ley de gravedad.
Como en el cine. Un film es un montaje de fotos. Percibir es encender y apagar, entrar y salir con un mecanismo imaginario que provocan los sentidos, que tapan los huecos y es la memoria la que crea la sensación de continuidad.
Un caracol tarda tres segundos para registrar la luz. Un ladrón sale, delinque y vuelve antes. Para el caracol no pasó nada y sería el testigo ideal del delincuente. Son los huecos que la memoria humana completa, creando el mundo con la imaginación.
Recuerdo voluntario e involuntario. Hay mecanismos cerebrales que apoyan el olvido o el recuerdo. Uno detiene el proceso de recordar y empuja el recuerdo hacia afuera. El otro busca encenderlo. La memoria es un sistema constructivo que el cerebro organiza como mapas.
Para adaptarse al mundo, el cerebro guarda la información útil.
En Funes el memorioso de Borges el protagonista. es incapaz de reflexionar, porque recuerda todo lo que le pasa. Una memoria así, lejos de ser placentera, es otra maldición del conocimiento. Su memoria es un depósito de todo lo que hace.
Una memoria así es una maldición. Somos lo que recordamos y los recuerdos nos advierten sobre peligros y errores, son parte de nuestra historia. Hablan de quiénes somos. La brújula cerebral no puede elegir un recuerdo específico y borrarlo, pero puede dar más presencia a los recuerdos felices. Variar la representación cambia el estado de ánimo y de cómo nos sentimos depende el éxito o el fracaso de cualquier gestión.
Voluntad. Sólo nosotros tenemos la llave de acceso que la conecta con el deseo, que es el motor del cerebro. Persistir es poner el cuerpo en acción con objetivos claros para tomar los caminos que nos acercan a las metas. Cuánto más conscientes seamos de la meta, de las herramienta y de las opciones, más productivos seremos. La voluntad es un despertador, es la alarma que nos impulsa a levantarnos de la cama, a ponernos en acción y a disposición de nuestro deseo.
Dependemos de un mecanismo. La tendencia a percibir en piloto automático evita ser invadido por múltiples estímulos, pero también impide el ingreso de lo que es valioso. Los conceptos abstraen lo general, con ellos se lee, se filtra, se traduce y se interpreta. Son filtros falibles. ?Lo vi con mis propios ojos?, debe relativizarse ya que se percibe con cristales deformadores.
El pensamiento también promueve errores. El pensador no supera la calidad de lo que cree, ni cambia el contenido de la memoria. Además la emoción actúa sobre la percepción como una guía poderosa pero imprecisa y primitiva. Apelar a la racionalidad no oculta la importancia del sentimiento, cuya interacción con el pensar genera las intenciones que llevan a la acción.
Somos piezas del tablero social en interacción con otras piezas y con las reglas del juego. Un peón puede ganar una partida y una neurona vale más si está conectada. Solo no se puede.
La realidad exterior existe pero lo valioso es como cada uno pueda construirla interiormente.
Si no puedo encontrar mi camino, yo mismo lo abriré, dijo Napoleón. Cuando un sistema funciona bien la tentación es dejarlo operar en piloto automático. La actitud ante el éxito es repetir la conducta ganadora y automatizar las respuestas. Pero para ser competitivo hay que saber reaccionar ante los cambios o anticiparlos, y esa virtud no es programable.
La mente no cierra sus rutas con el pasado, construye caminos paralelos.
Dar pequeños pasos mantiene el cerebro en forma, sin temor a lo desconocido, para pasar de la curiosidad al asombro. Neuroplasticidad es la capacidad de autoformatearse.
El hemisferio izquierdo es conservador y dominante. Su fuerte es la razón. El hemisferio derecho es creativo, tira pelotitas, que si pasan la barrera se convierten en ideas.
Atención flotante. Flaubert dijo que cualquier cosa observada detenidamente se vuelve maravillosa. Lograr observaciones ingeniosas requiere combinar la atención flotante con la observación activa. En un mundo dominado por abstracciones imaginar es el esfuerzo de atender lo concreto. Sinestesia es el arte de observar con todos los sentidos.
La imagen atrapa por su belleza, el concepto por su utilidad. La imagen provoca sensaciones que la imaginación potencia. En el mundo de la lógica prevalece el concepto y la imaginación se subordina. La imaginación es imprescindible para inventar el futuro. Observar produce efectos. La realidad es la misma pero la mirada creativa y positiva ve la botella medio llena y no medio vacía. Así genera endorfinas que son neurotransmisoras del bienestar y del alto rendimiento.
Desarrollar la percepción. La palabra completa a la imagen: enseña a mirar. La percepción lógica del hemisferio izquierdo amplifica la sensación, aporta al estímulo su significado. Discriminar es reconocer las partes. El vértigo por lo mecánico, es una caída que fascina pero encadena a dejarse arrastrar por una fuerza bruta que anula la voluntad. Hoy navegamos en las pantallas de manera alocada e irreverente. La compulsión por apoderarse de las cosas o filmarlas, la avidez por descargar de internet, hace que los ojos sean material sobrante. Irreverencia, usar y tirar, hacen que lo irrepetible de lo mismo que su copia. La realidad perdió el aquí y ahora de lo irrepetible, la pausa en la que el yo se detiene sobre el objeto; lo contempla y goza con su presencia. Es el misterioso resplandor que se apaga en una copia.
La palabra completa a la imagen: enseña a mirar. La percepción lógica del hemisferio izquierdo amplifica la sensación, aporta al estímulo su significado. Discriminar es reconocer las partes. El vértigo por lo mecánico, es una caída que fascina pero encadena a dejarse arrastrar por una fuerza bruta que anula la voluntad. Hoy navegamos en las pantallas de manera alocada e irreverente. La compulsión por apoderarse de las cosas o filmarlas, la avidez por descargar de internet, hace que los ojos sean material sobrante. Irreverencia, desconsideración, usar y tirar, hacen que lo irrepetible de lo mismo que su copia. La realidad perdió el aquí y ahora de lo irrepetible, la pausa en la que el yo se detiene sobre el objeto; no lo analiza ni asocia; lo contempla y goza con su presencia. Es el misterioso resplandor que se apaga en una copia.
La observación atenta a los detalles y su significado. Esto produce la tensión creativa entre la obra y el observador. La percepción lenta, pausada, es el fruto de saborear lo inútil. Al sensibilizar la percepción la belleza aflora en su riqueza, que se alcanza con la mirada del artista capaz de plasmarla. Este esplendor desaparece con la función. Aura y utilidad son adversarios. El hombre es un ser para el asombro. Debe cambiar su propensión utilitaria. La tecnología hizo prevalecer el concepto sobre la idea. Así se perdió el alma de la inteligencia. El concepto abstrae la esencia pero no refleja el contacto. Arranca la flor para conocerla, pero también la mata. El concepto mide la cantidad, no la calidad.
Uno ve con lo que sabe. La realidad virtual es la extensión de la realidad, pero hay que aprender a observar, para terminar con un mundo desencantado por recursos que automatizan.
No sólo se ve con lo que se sabe sino con lo que se puede y con lo que se permite ver. Una teoría previa subyace, no hay visiones inocentes. El arte crea su mundo en el cerebro. Para Einstein el arte llega a las verdades más profundas por el camino más sencillo.
Una buena teoría promueve liderazgos positivos. La historia está llena de casos que hubieran cambiado el destino del mundo al estudiarlos con razonamientos alternativos.
Una cosa es la percepción y otra la realidad. Nos movemos por la percepción. De allí nace el relato alejado de los hechos. No existen hechos sino interpretaciones. Los hechos son sagrados y las interpretaciones libres. Hay que diferenciar lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace. El pensamiento opera con creencias e ideologías con ideas rectoras que se convierten en fórmulas rígidas que no se confrontan con la realidad ni se doblegan ante las pruebas.
Nunca dejes que el relato te impida ver la realidad. Utiliza con eficacia el método de la cadena.